Día 8 “El Amor gana corazones”
“Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres”
(Malaquías 4:6)
La persona que tenga el corazón y el oído de tus hijos ejerce una influencia importante en la dirección de sus vidas. Puedes ser el padre más espiritual e inteligente del planeta, pero si pierdes el corazón de tus hijos, lo más probable es que se alejen de ti con el tiempo. Tu mayor eficacia como padre depende en gran manera de esta cuestión clave.
El rey David era un hombre conforme al corazón de Dios, un gran guerrero, un líder exitoso y un amigo amoroso. Pero perdió el corazón de su propio hijo, Absalón, y esto terminó en una dolorosa disfunción familiar, una vergüenza pública y la muerte de 20.000 hombres en batalla (2 Sam. 13-18). ¿Cómo sucedió?
La fractura comenzó cuando David se volvió distante en su andar con Dios y empezó a esconderse en pecado. Absalón observó que su padre no había hecho justicia con su propio hijo Amnón, quien había violado a Tamar, la hija de David y hermana de Absalón. Cuando Absalón intentó reconectarse con su padre, no llegó demasiado lejos y el rey le dio la espalda. Así que, en venganza, mató al hombre que había herido a Tamar, pero su padre ni reprendió ni quiso acercarse a su hijo descarriado. Cuando Absalón por fin regresó a su casa como el hijo pródigo, intentó llamar la atención de David, pero fue ignorado. Las heridas y el enojo sin resolver lo fueron llevando a iniciar una guerra civil contra su propio padre. Absalón murió en la batalla, dejando atrás una relación rota que atormentaría a David para siempre.
Salomón como sucesor al trono, habiendo presenciado la relación trágica entre su padre y su hermanastro, le hizo un revelador pedido a su propio hijo: «Dame, hijo mío, tu corazón, y que tus ojos se deleiten en mis caminos» (Prov. 23:26). Sabía lo que podía suceder si no lo hacía.
El pedido de Salomón hace eco a través de los tiempos, y nos inspira y nos desafía como padres hoy. Ganar el corazón de nuestros hijos no significa acobardarse, cumplir todos sus deseos o darles cualquier cosa que quieran. Implica proporcionarles, con amor, la atención, el afecto y la afirmación que necesitan, mientras nos cuidamos de que cualquier distanciamiento emocional, heridas o problemas sin resolver se interpongan entre nosotros.
Los hijos pueden distanciarse emocionalmente por muchas razones. Podría ser tu falta de tiempo, atención o afecto tierno. Promesas incumplidas. Tus acciones pueden comunicar: «No eres lo suficientemente importante como para ser una prioridad en mi vida o como para que me importe lo que te sucede».
Tal vez se trate de los límites estrictos que has trazado. Si creen que tu disciplina es demasiado dura, tus exigencias demasiado grandes o que tienes un hijo favorito, se encenderá una luz de advertencia en su corazón. Esto puede plantar semillas de enojo y resistencia que más adelante broten como amargura en tu contra.
Los padres deberían guiarse siempre por la siguiente pregunta: «¿Cómo puedo hablar y tratar a mis hijos en esta situación sin perder el corazón de ellos?».
Pregúntate:
¿Tengo el corazón de mis hijos en este momento?
¿Ellos saben que tienen el mío?
¿Les importa mi opinión?
¿Quieren pasar tiempo conmigo?
¿Les aflige que esté disgustado?
¿Son leales cuando no los veo?
Acércate a ellos y pregunta: « ¿Te he herido o agraviado de alguna manera? ¿Estás enojado conmigo? ¿Qué puedo hacer para arreglarlo? Ayúdame a comprender lo que sucede en tu interior».
Estate listo para escuchar, pedir perdón y ayudar a tu hijo a enfrentar sus frustraciones hasta que se hayan resuelto todos los problemas. Deja que tu amor te impulse a realizar los sacrificios necesarios, a cumplir las promesas y a hacer lo que haga falta para asegurarte de haber recuperado el corazón de tu hijo.
El desafío de hoy
ACÉRCATE A TUS HIJOS UNO POR UNO Y DILES QUE QUIERES ESTAR MÁS CERCA DE ELLOS. HAZLES LAS PREGUNTAS QUE MENCIONAMOS CERCA DEL FINAL DEL CAPÍTULO DE HOY, Y COMIENZA A DAR PASOS PARA GANAR Y MANTENER SU CORAZÓN.
Has una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy.
Si uno o más de tus hijos no desean vincularse contigo ahora, ¿cuál crees que sea la razón?
Por otro lado, ¿qué está dándote más resultado para acceder de manera saludable al corazón de ellos?
¿Cómo podrías seguir haciéndolo?
¿Qué descubriste al hablar individualmente con tus hijos respecto a este tema?
Hijo mío, si tu corazón es sabio, mi corazón también se me alegrará. (Proverbios 23:15)