Día 6 “El Amor no es egoísta”
Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo. (Filipenses 2:3)
Los hijos son la tarea de Dios para los padres. Se nos encomienda amarlos, enseñarles y formarlos para que tengan una vida adulta exitosa. Pero este proceso requiere tanta concentración y atención cuidadosa, que todos los días los padres deben dejar de lado algo específico que, en caso de no hacerlo, será un obstáculo: su propio egoísmo.
Mientras que el amor nos pide que nos neguemos a nosotros mismos por el bien del otro, el egoísmo exige que nos pongamos en primer lugar a expensas de los demás.
La irritabilidad, la impaciencia, la pereza y la irresponsabilidad son sencillamente formas encubiertas de egoísmo.
Y todos luchamos con esto. Condenamos esta característica en los demás, pero la justificamos en nosotros.
Sin embargo, el amor «no busca lo suyo» (1 Cor. 13:5).
Los hijos llegan listos para exigir alimento, limpieza y guía constantes, lo cual requiere mucho trabajo de nuestra parte. Lloran cuando queremos silencio, se pelean cuando anhelamos paz y pueden llamar a la puerta cerrada de nuestra habitación en los momentos más inoportunos.
Este es, sin duda, uno de los curiosos propósitos de la crianza. Dios usa estratégicamente a nuestros hijos para ayudarnos a volvernos menos egocéntricos, a salir de nosotros mismos y ser más amorosos. . . más parecidos a Él. Nos ensancha y nos hace madurar con muchas oportunidades de negarnos a nosotros mismos y demostrarles a nuestros hijos amor sacrificado y paciencia. Así como Él hace con nosotros.
En el Evangelio de Lucas, vemos cómo María y José dedicaron a Jesús en el templo (Luc. 2:22), y luego honraron siempre a Dios con su manera de criar al niño, reconociendo que le pertenecía a Su Padre celestial.
Tú también eres mayordomo de estos hijos que Dios te ha confiado. Como tal, debes decidir asumir toda la responsabilidad de su sustento, formación y cuidado; escoger dedicárselos al Señor y proponerte en tu corazón criarlos con la ayuda y la gracia divinas. No debes permitir que tu egoísmo te impida cumplir con tu llamado.
Debemos recordar que el egoísmo y el amor son completamente opuestos.
El egoísmo hace que pongamos nuestros pasatiempos, entretenimiento y comodidad por encima de nuestros hijos.
No significa que no puedas disfrutar de satisfacción personal, pero el bienestar y las necesidades de ellos tienen prioridad sobre los tuyos.
El amor lucha por lo que es mejor a ojos de Dios, y lo hace con un corazón agradecido a Él por concedernos la oportunidad diaria de amar a nuestros hijos sin egoísmo y volvernos más fuertes, sabios y parecidos a Cristo durante el proceso.
El desafío de hoy
DEDICA TIEMPO A ORAR E IDENTIFICA CUALQUIER OBSTÁCULO GENERADO POR EL EGOÍSMO EN TU PROPIA VIDA QUE PUEDA ESTAR EVITANDO QUE AMES A TUS HIJOS CON MAYOR EFICACIA. DECIDE DEJAR DE LADO CUALQUIER COSA QUE TE IMPIDA DARLES EL AMOR QUE NECESITAN. DESPUÉS, PROPONTE DEDICÁRSELOS AL SEÑOR COMO UN REGALO EN RESPUESTA A SU AMOR.
Has una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy.
¿Qué te reveló Dios mientras orabas?
¿Qué te indicó que hicieras?
¿Cómo respondieron tus hijos a este cambio en ti?
. . . me alegro de mis sufrimientos por vosotros. . . (Colosenses 1:24)