Día 11
Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y diligentemente las enseñarás a
tus hijos. . . (Deuteronomio 6:6-7)
¿Cuántas cosas te gustaría haber aprendido antes de ser adulto; cuestiones que tuviste que resolver
sobre la marcha? ¿Cómo se lleva al día una cuenta bancaria? ¿Cómo se mantiene el auto? ¿Cómo se
estudia la Biblia? ¿Cómo se tienen buenas amistades? Ahí entra en juego la función de la mamá o el
papá.
El amor considera la crianza como un taller. Un salón de clases para el éxito. Un campamento de
prácticas intensivas para las batallas de la vida. Un lugar donde los hijos reciben formación
constante para vivir, una aventura a la vez. Desde aprender a atarse los zapatos y andar en bicicleta
hasta estacionar en paralelo y planchar una camisa de vestir.
El amor dice: «Ven aquí, déjame mostrarte algo». «Observa lo que sucede cuando haces esto». «No
cometas el error insensato de. . . ». Puedes enseñarles casi cualquier habilidad que tengas si los
dejas que te observen; luego, que te ayuden; y después, que lo intenten bajo tu supervisión.
Amar significa edificar sus mentes y sus coeficientes relacionales también. Desarrollar su
cosmovisión con sabiduría.
¿Tus hijos saben qué cuestiones admiras más de las personas que respetas? ¿O qué aprendiste de tus
errores más grandes? Después de ver una película, haz preguntas sobre los personajes principales y
los mensajes que se transmiten sutilmente en la pantalla. Ayúdales a discernir qué sistemas de
creencias se promueven, los puntos fuertes y débiles de los personajes y las conductas que podrían
imitarse o evitarse en la vida real. Pregúntales: « ¿Qué es mejor a la larga?» o « ¿qué harías sí. . .?»,
para iniciar debates animados a la hora de la cena y hacer reflexionar a todos.
Cuando puedes entretejer conceptos que honran al Señor en todas las cosas, desde poner la mesa
para los invitados hasta compartir vegetales de tu jardín con los vecinos, comunicas que la vida con
Dios no es una categoría separada para unas pocas horas en la iglesia.
Honrar al Señor es una travesía diaria. Sencillamente, el amor tiene corazón de maestro. Sabe que
«mejor es la sabiduría que las joyas, y todas las cosas deseables no pueden compararse con ella»
(Prov. 8:11).
Eso mismo hizo Jesús con Sus discípulos. Aprovechó el momento, afirmando cosas como: «Mirad
las aves del cielo [. . .] Vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor
que ellas? [ . . . ] Por tanto, no os preocupéis» (Mat. 6:26-31).
Por eso, la Biblia dice que instruyas a tus hijos «cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el
camino, cuando te acuestes y cuando te levantes» (Deut. 6:7). Es deliberado, pero también
oportuno. Los momentos de enseñanza siempre están disponibles.
¿Quieres que tus hijos tengan éxito? ¿Que no tengan deudas y administren bien el tiempo? ¿Que
desarrollen una buena ética de trabajo para cumplir los objetivos y no abandonar cuando la tarea ya
no sea divertida? ¿Qué tengan éxito en el matrimonio y con su familia? ¿Deseas que sepan lo que tú
ya sabes, que eviten cometer tus mismos errores, y que aprendan cosas junto contigo, mientras
permaneces curioso y enseñable? Entonces, debes comenzar a obrar intencionalmente ahora y a
redimir las oportunidades que tienes a la mano.
No dejes las conversaciones profundas para cuando tus hijos se vayan a dormir o se hayan graduado
de la universidad. No planees tu presupuesto o tu agenda sin mostrarles cómo lo haces. No des el
diezmo sin contarles que ellos también pueden honrar a Dios con sus ingresos (Prov. 3:9-10). Algo
que hoy podría llevarte el doble de tiempo tal vez les ahorre a tus hijos una doble cantidad de
problemas mañana.
Al dejar que tu amor saque los mapas de carretera y señale dónde están los puentes, puedes preparar
a tus hijos para agradecer a Dios por ti más adelante, cuando celebren desde las cimas de las
montañas que les enseñaste a escalar. ¿Qué podría encontrar el amor para enseñar hoy?
TAREA:
ELABORA DOS LISTAS SEPARADAS DE LO QUE QUISIERAS ENSEÑARLES A TUS
HIJOS: 1) HABILIDADES PARA LA VIDA; 2) LECCIONES DE VIDA. TENLAS EN UN
CUADERNO A LA MANO. BUSCA UNA OPORTUNIDAD PARA HACER QUE TUS HIJOS
PARTICIPEN EN UN PROYECTO DE TRABAJO O ALGÚN OTRO MOMENTO DE
ENSEÑANZA. QUE ESTO SE TRANSFORME EN UN HÁBITO.
Has una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy.____________
¿Qué decidiste hacer con tus hijos?
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¿Qué aprendieron?
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¿Qué aprendiste tú?
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Caiga como la lluvia mi enseñanza, y destile como el rocío mi discurso…
(Deuteronomio 32:2)