Jueves, 14 de Septiembre de 2017
Proverbios 19-21 | 2 Corintios 7
“El Dios del cielo nos concederá salir adelante…” — Nehemías 2:20
La obra de reconstrucción de la muralla de Jerusalén, se vio enfrentada a una gran oposición por parte de una coalición de personas de alto rango de los cuatro puntos cardinales que rodean a Jerusalén: del norte, sur, este y oeste. Nehemías respondió con confianza a las acusaciones de ellos donde lo señalaban de haberse rebelado contra el rey. “El Dios del cielo nos concederá salir adelante.”, les dijo. “Nosotros, sus siervos, vamos a comenzar la reconstrucción. Ustedes no tienen arte ni parte en este asunto, ni raigambre en Jerusalén.”
La respuesta de Nehemías fue espiritual y práctica. Espiritual en el sentido que Dios les daría éxito. La reconstrucción de la muralla no era una empresa humana, sino una empresa divina. Dios sería la habilidad y el poder para hacerlo, y Nehemías puso su confianza y dependencia enteramente en Dios. En un sentido práctico, la gente dijo: “Nosotros, sus siervos, vamos a comenzar la reconstrucción.” Estaban equipados, listos y dispuestos a ir. Nehemías 4:6 dice: “Continuamos con la reconstrucción y levantamos la muralla hasta media altura, pues el pueblo trabajó con entusiasmo.” El pueblo estaba motivado e inspirado porque Dios había movido sus corazones para que participaran en la visión de Nehemías.
La obra de Nehemías se caracterizó por dos ingredientes mutuamente complementarios: en primer lugar, su espiritualidad, en la que él estaba en permanente contacto con Dios y en dependencia, y en segundo lugar, la practicidad de hacer realidad su visión y la visión de Dios. Dios busca personas que tengan la agenda de Dios en su corazón y que estén dispuestas a cumplir un propósito mucho más profundo que las necesidades prácticas para las cuales trabajan, es decir, personas dispuestas a cumplir un propósito celestial y eterno.
La ciudad de Jerusalén, considerada la morada de Dios, estando en ruinas, representa un cuadro de la relación quebrantada de la humanidad con Dios, y la reconstrucción de la muralla de la ciudad es un símbolo de la restauración de esa relación. Ese era el propósito de Dios y la visión que Él puso en el corazón de Nehemías. Dios nos da la visión, confirma la dirección y nos da la certeza que Él mismo nos proveerá los recursos, nos ayudará a superar los obstáculos y, será el poder y la fortaleza para completar la tarea.
A pesar de la severa oposición, en 52 asombrosos días el pueblo terminó de reconstruir las puertas y los muros que rodeaban toda la ciudad de Jerusalén. Hubo una gran celebración y la relación entre el pueblo y Dios fue restaurada. Como cristianos, somos vasos de Dios, y en unión con Él, nuestro trabajo resultará eficaz y fructífero. Aunque no siempre tendremos acceso al resultado final, no hay nada más emocionante y gratificante que vivir una vida en la que jugamos un papel integral en la agenda de Dios, la cual Él mismo llevará a su cumplimiento. Dios es el autor y el consumador.
ORACIÓN: Amado Padre Celestial, te pido que me ayudes a tener una relación más profunda contigo de manera que pueda tener el maravilloso privilegio de ser parte de Tu obra en este mundo. Gracias Señor.
PARA REFLEXIONAR: ¿Qué significa que Dios sea el consumador? ¿Cuál es el significado de la reconstrucción de la muralla de Jerusalén en nuestra vida?