Día 7
. . . ustedes tienen que vestirse de tierna compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia. Sean
comprensivos con las faltas de los demás. . . (Colosenses 3:12-13, NTV)
El amor es una brisa tranquilizadora, no una tormenta en potencia. Tu primera reacción ante los
problemas puede dejarles a tus hijos lecciones de carácter positivas y refrescantes o recuerdos
dolorosos sobre cómo no comportarse bajo presión.
Ser irritable significa «estar cerca de la punta de un cuchillo». Al límite. Siempre cerca del
pinchazo.
Si enseguida expresamos irritación en lugar de mitigar los sentimientos, no solo probamos la
amargura de nuestro corazón, sino que se la hacemos probar también a los que nos rodean.
El amor no se ofende con facilidad, y perdona con rapidez. Según 1 Corintios 13:5, el amor no se
«irrita» fácilmente. No es temperamental, malhumorado ni sarcástico y dañino.
Cuando somos gruñones en casa, mostramos lo opuesto que el amor nos llama a manifestar.
Si nuestros hijos nunca serán perfectos, ¿por qué nos sorprende que cometan errores?
Nosotros no somos perfectos ante Dios, pero Él no nos envía un rayo para castigarnos cada vez que
fracasamos. En cambio, demuestra suma paciencia con nosotros al invitarnos a restaurar la relación
con Él (2 Ped. 3:9).
Si tus hijos siempre perciben tu irritación, sin merecerlo, harás que se sientan menos amados y más
inseguros. Sin querer, los alejarás de ti. Y si esta tendencia continúa, lo más probable es que más
adelante adopten esta expresión con sus hijos, y repitan así un patrón dañino de generación en
generación.
Decide no seguir permitiendo que problemas menores generen reacciones exageradas. Proponte
dominar tus emociones. Decide controlar tus palabras cuando la frustración comience a crecer en tu
interior, y deja que el amor dirija tus expresiones, acciones e incluso tu semblante.
La irritabilidad suele brotar de dos manantiales amargos: el estrés y el egoísmo.
¿Estás trabajando demasiado, gastando de más o luchando contra el enojo en otras áreas de tu vida?
¿Te falta descanso, ejercicio o una mejor nutrición? ¿Acaso alguna deficiencia espiritual está
consumiéndote el corazón y el alma?
Tu relación con Dios, tu matrimonio y tus hijos siempre deben ser las mayores prioridades de tu
vida.
Deja que la Palabra de Dios te guíe a relacionarte mejor con los demás (Col. 3:12-14); a orar en
medio de la ansiedad (Fil. 4:6-7); a protegerte de trabajar de más; y a recordarte que uses el día de
reposo para descansar, adorar y redirigir tu energía para cada semana (Ex. 20:8- 11).
El amor trae libertad cuando te lleva a perdonar en lugar de guardar rencor, a ser agradecido en
lugar de insaciable, a priorizar a tu familia en lugar de sacrificarla por un ascenso en el trabajo.
Realiza una verificación mentalmente, y quizás descubras alguna razón escondida detrás de tu
elevado nivel de irritación. Lleva esta área ante Dios y pídele con sinceridad que te perdone.
Cuando acudimos a Él en busca de ayuda y reconocemos nuestras faltas, Su Espíritu fuerte y
amoroso trae paz, consuelo y sabiduría en medio de nuestras circunstancias frustrantes, y Su Palabra
nos da discernimiento para que podamos parecernos más a Él y brindar dirección y vida a aquellos
que más amamos.
TAREA:
HOY MISMO, DECIDE COMENZAR A REACCIONAR CON AMOR FRENTE A TUS HIJOS,
EN LUGAR DE IRRITARTE. EMPIEZA ELABORANDO UNA LISTA DE LAS ÁREAS EN LAS
QUE NECESITAS DISMINUIR EL ESTRÉS EN TU VIDA. DESPUÉS, ENUMERA
CUALQUIER MOTIVACIÓN EQUIVOCADA QUE DEBES ERRADICAR.
Has una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy.____________
¿En qué necesitas liberar tensión en tu vida?
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¿Cuándo fue la última vez que reaccionaste de manera exagerada?
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¿Cuál fue la verdadera motivación detrás de tu reacción?
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¿Qué decisiones tomaste hoy?
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El que retiene sus palabras tiene conocimiento, y el de espíritu sereno es hombre entendido.
(Proverbios 17:27)