PREPARANDO TU CORAZÓN PARA LA ADORACIÓN

DIA 37

“Y él hizo lo malo porque no dispuso su corazón para buscar al Señor”. 2 Crónicas 12:14 (LBLA)

Cuando adoramos con un corazón sin preparación, pecamos. Dios no espera que nuestra adoración sea perfecta, pero Él si espera que esté enfocada, y que cada uno de nosotros llegue al culto con un corazón preparado y una mente ordenada. En esta ofrenda grupal a Dios, debemos entrar en su presencia – la presencia de un Ser Santo, el Único y Verdadero Dios con acción de gracias (Salmos 95:2).

Nuestra adoración en grupo es realmente una extensión de nuestro diario caminar con Dios, donde nuestras  actitudes  y acciones  son  las  que adoran  a nuestro  creador  (Romanos 12). Nuestro amor al prójimo es otra forma de adorar, la cual se convierte en elemento crítico “para que unánimes, a una voz, glorifiquéis a Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 15:6, LBLA). Si fallamos al aplicar las lecciones de “unos a otros” que hemos estado estudiando en las últimas seis semanas, podríamos obstaculizar la habilidad de nuestra congregación, de alabar a Dios a una sola voz.

Debemos limpiarnos de todo lo que opaque nuestra amistad con Dios. El salmista dijo: “¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en su lugar santo? Sólo el de manos limpias y corazón puro, el que no adora ídolos vanos ni jura por dioses falsos” (Salmos 24:3-4, NVI). Nuestras manos y corazones han sido hechos puros a través de la muerte y resurrección de nuestro Salvador, Jesucristo. Es solamente a través de Él que nuestra adoración es aceptable a Dios. “Por tanto, ofrezcamos continuamente mediante Él, sacrificio de alabanza a Dios, es decir, el fruto de labios que confiesen su nombre” Hebreos 13:15 (LBLA).

Prepararse para la adoración significa desacelerarnos un poco, salir de nuestro ensimismamiento y comenzar a meditar sobre lo que Dios ha hecho por nosotros. Esto llena nuestros corazones con gratitud que podemos expresarla mediante la alabanza: “Deseo con toda el alma estar en los patios de tu templo; ¡Me muero por llegar a ellos! Tú eres el Dios de la vida; por eso te canto alegre con todas las fuerzas de mi corazón”. (Salmos 84:2, TLA).

La falta de armonía en la congregación puede opacar la adoración corporativa. Jesús tomó en consideración nuestra unidad unos con otros como algo crítico, nos dijo que debíamos dejar de adorar, y arreglar las cosas con cualquiera que tuviera problemas con nosotros. Es solo después de reparar nuestras relaciones que debemos volver a adorar: “Por eso, si llevas al altar del templo una ofrenda para Dios, y allí te acuerdas de que alguien está enojado contigo, deja la ofrenda delante del altar, ve de inmediato a reconciliarte con esa persona, y después de eso regresa a presentar tu ofrenda a Dios” (Mateo 5:23-24, TLA).

¡Qué rápidamente se restauran las relaciones rotas dentro de la congregación, si todos estuviéramos de acuerdo en no tener servicios cada fin de semana hasta que todos estemos bien con todos!

Una vez que hemos examinados nuestros corazones, nos preparamos par adorar juntos en grupo diciéndole a Dios estas palabras cuando entramos al santuario para el servicio:

Vengo a concentrarme en ti Dios y en nada más. Ayúdame a aclarar mi mente y a adorarte con un corazón íntegro. Deseo venir con todo mi corazón a tu presencia (Salmos 86:11).

Vengo a darte a ti  Señor, no a recibir. Deseo buscar tu rostro y no tu mano. “No tengo otra agenda sino ministrarte a ti mi Señor” (Salmos 41:13).

Vengo a ofrecer mis alabanzas y a usar mi corazón, mi voz y mis manos para adorarte. Elijo   concentrarme  en   tu   bondad y  misericordia,   y  no   en   errores   humanos   o metodológicos. Elijo no criticar a mis hermanos y hermanas, quienes vienen también a dar gloria a tu nombre.

La invitación de Dios a venir hacia Él en adoración es un privilegio inconmensurable. Que nunca lo tomemos por poco.

PARA MEDITAR

Cuando adoramos con un corazón sin preparación, pecamos.

VERSÍCULO PARA RECORDAR

“¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en su lugar santo? Solo él de manos limpias y corazón puro, el que no adora ídolos vanos ni jura por dioses falsos” Salmos 24:3-4 (NVI)

PREGUNTA PARA CONSIDERAR

¿Qué puedes hacer para prepararte para adorar congregacionalmente este fin de semana?

 

 

 

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