Invirtiendo en personas

 

Amonesten a los indisciplinados, animen a los desalentados, sostengan a los débiles y sean pacientes con todos.

1 Tesalonicenses 5:14

¿Quiénes son las personas que más han tenido significado en tu vida? ¿Quién ha ejercido más influencia en tu vida? ¿Tus padres? ¿Un entrenador, un profesor, o un maestro de escuela dominical? Sin duda que te desafiaron a elevarte por sobre el status quo. Nunca me olvidaré de las personas que se preocuparon por mi carácter y que inspiraron en mí un sólido estándar de piedad, devoción y diligencia.

¿Lo fundamental? Todos me inculcaron virtudes puras y nobles.

Otros también han dejado la manada, y se han esforzado más allá del deber. Considera al afamado científico e inventor George Washington Carver que una vez escribió lo que él llamó las “ocho virtudes cardinales”:

1.   Sé limpio por dentro y por fuera.

2.   No admires al rico ni desprecies al pobre.

3.   Pierde, si es necesario, pero sin quejarte.

4.   Gana sin alardear.

5.   Sé siempre considerado con las mujeres, los niños y los ancianos.

6.   Sé demasiado valiente para mentir.

7.   Sé demasiado generoso para engañar.

8.   Adquiere tu porción del mundo y permite que los otros adquieran la suya.

Palabras virtuosas. Incluso desde hace casi 100 años, nos tocan en lo profundo del alma, y nos llaman a ser más nobles nuestra naturaleza egoísta normalmente quiere ir.

Hoy te animo a que tengas cuidado dónde buscas inspiración—asegúrate de que las personas que te influyen puedan guiarte en la senda de la pureza y la rectitud. Y te animo a convertirte en un influenciador, alguien que tiene la suficiente valentía para ir más allá del deber y hacerse responsable de motivar a otros a ser seguidores de Cristo. Porque Cristo es Aquel que verdaderamente encarna virtud y nobleza.

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